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UNA DESCRIPCIÓN DEL INFIERNO

Foto del escritor: felipe chavarro polaniafelipe chavarro polania

El infierno es un horno de fuego inextinguible, un lugar de tormento eterno donde sus víctimas son atormentadas tanto corporal como mentalmente, debido a su naturaleza pecadora, los pecados que de hecho cometieron y la cantidad de luz espiritual que les fue ofrecida y que rechazaron. El infierno es un lugar donde Dios ha retirado su misericordia y su bondad, donde Dios se revela como un fuego aterrador y devorador, y los hombres viven con lascivias y deseos insatisfechos en un tormento sin final.

En Mateo 13:47-50, el Señor Jesús cuenta una parábola sobre el Juicio. En los versículos 49 y 50, el Señor describe el destino de los malos: “Así será el fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán al horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

Al examinar estas palabras del Señor Jesús, notemos primero que describe el infierno como un horno de fuego. El horno de Nabucodonosor fue calentado siete veces más de lo acostumbrado y es descrito como “un fuego de horno ardiendo” (Daniel 3:23). Juan el Bautista habló de “un fuego que nunca se apagará” y Apocalipsis describe el infierno como un “lago de fuego que arde con azufre” (Apoc. 19:20). ¿Podemos realmente imaginar el horror al que se refieren estas palabras? Imagina cada parte de tu cuerpo expuesta al fuego al mismo tiempo, de modo que cada fibra de tu ser siente el intenso tormento de ser quemado. ¿Cuánto tiempo aguantarías semejante castigo? Cristo dice que “allí será el lloro y el crujir de dientes”. Los impíos llorarán y crujirán los dientes al tener que soportar el dolor y el sufrimiento más intenso que jamás hayan sentido de las llamas que los consume y les quema constantemente cada parte del cuerpo. Y todo esto sin un instante de alivio.

Jonathan Edwards describe con un lenguaje gráfico cómo serán las llamas del infierno: “Algunos de ustedes han visto edificios incendiados; imaginen, pues, la poca ayuda que podrían ofrecer para combatir las llamas si se encontraran en medio de un incendio tan grande y voraz. Han visto a menudo una araña o algún otro insecto arrojado en el fuego y han observado lo rápido que sucumbe por la voracidad de las llamas. No hay una lucha larga, no presenta resistencia contra el fuego, no muestra nada de fuerza con la cual combatir el calor o huir de él, sino que inmediatamente cede y se rinde; y el fuego lo abate y lo consume. Es esta una débil descripción de lo que será el infierno a menos que te arrepientas y acudas a Cristo. Hacerte la ilusión de que te puedes preparar para soportar los tormentos del infierno, es como si un gusano a punto de ser arrojado a un horno de fuego se inflara y tratara de fortalecerse y prepararse para combatir las llamas”3.

La Biblia también describe el infierno como un lugar de tinieblas. El Señor Jesús cuenta de un invitado que se presentó a una boda sin su vestido de boda y que fue arrojado a “las tinieblas de afuera” (Mat. 22:13). Judas escribe diciendo que para los que van al infierno “está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas” (Judas 13). Christopher Love dice en su libro Hell’s Terrors (Los terrores del infierno): “La oscuridad es terrible, y los hombres tienden a sentir más miedo en la oscuridad que en la luz: por lo tanto, el infierno es presentado con esta imagen terrible para hacer que los corazones tiemblen, no solo por la oscuridad, sino por la tenebrosidad de la oscuridad”4.

Isaías 30:33 compara el infierno con Tofet. Tofet era el lugar donde los judíos idólatras sacrificaban a sus hijos al dios pagano Moloc, arrojándolos al fuego. Día y noche se escuchaban en ese lugar gritos y alaridos de dolor, tal como se escuchan lamentos, gritos y alaridos de dolor en el infierno.

Isaías dice en ese mismo versículo que “el soplo del Señor, como torrente de azufre… enciende” el fuego del infierno. Las evidencias en las Escrituras demuestran que Dios mismo será el fuego del infierno. Hebreos 12:29 dice: “Nuestro Dios es fuego consumidor”. En su ignorancia, los incrédulos danzan de alegría cuando los pastores predican del amor y la misericordia de Dios, pero no serán objeto de ninguno de los dos si no se arrepienten. Para ellos, Dios será un fuego totalmente consumidor. Hebreos 10:30-31 advierte: “Conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo pagaré. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!” ¡Si, es cosa horrenda, es cosa terrible caer en las manos del Dios viviente!

No escaparás del infierno, pecador. Dios será tu infierno y su ira te consumirá y se derramará sobre ti mientras él exista. “¿Quién conoce el poder de tu ira?” (Sal. 90:11). Por cuanto Dios mismo será el fuego del infierno, no hay palabra que pueda expresar lo aterrador que será para los allí condenados. “No hay ninguna razón para suponer que quizá los predicadores presentan este tema con más gravedad que la que realmente tiene, que quizá no sea tan horroroso y terrible como pretenden… Por el contrario, tenemos motivos para creer que después de decir lo peor que podemos decir, todo lo dicho o pensado no es sino una pálida sombra de la realidad”5.

En Lucas 16:19-26, Cristo nos cuenta la parábola de dos hombres. Uno de ellos era rico (tradicionalmente conocido como Divas), el otro era pobre (se llamaba Lázaro). Ambos murieron. El hombre pobre fue llevado al cielo por los ángeles y el rico se fue al infierno. El rico no se fue al infierno por ser rico, ni el pobre al cielo simplemente por ser pobre. El Señor nos muestra por medio de este contraste que nuestras circunstancias pueden cambiar drásticamente cuando pasamos a la eternidad. No nos engañemos pensando que, porque Dios no nos ha tratado duramente aquí, no lo hará después de la muerte. La morada eterna de ambos hombres fue el resultado de la condición de sus corazones delante de Dios cuando todavía estaban sobre la tierra. Lázaro era un auténtico seguidor de Dios, Divas no. Queremos destacar lo que las Escrituras nos dicen acerca de Divas y su condición, pues tenemos mucho que aprender de él sobre el infierno.

Los versículos 23 y 24 nos indican que Divas “estaba en tormentos”. ¿Qué significa “estar en tormentos”? Estos tormentos se refieren al tormento del cuerpo al igual que al tormento del alma. Como ya hemos visto, el cuerpo humano sufrirá tormentos en un horno de fuego. Cada parte del cuerpo sentirá el dolor ocasionado por ese fuego. Alguien con un fuerte dolor de estómago puede sentir gran agonía nada más que por esto, pero el dolor sufrido en el infierno será muchísimo más intenso. Dicen que morir de cáncer es extremadamente doloroso, pero lo doloroso del infierno será un millón de veces peor. Aun si tu cuerpo se viera atacado por muchas y doloras enfermedades al mismo tiempo, estas no serían nada en comparación con el dolor de los condenados en el infierno.

También la conciencia del ser humano será atormentada en el infierno. La conciencia es el gusano del cual habla la Biblia diciendo que no muere (Mar. 9:48; Isa. 66:24). En la parábola, Abraham le dice a Divas: “Acuérdate… en tu vida”. Los condenados serán atormentados por su sufrimiento extremo, pero también lo serán por sus propios recuerdos. Se acordarán de haberse burlado cuando oían acerca del infierno. Se acordarán que recibieron advertencias y que les rogaron que se arrepintieran, o que era imposible ser salvo y disfrutar de las bendiciones del cielo sin someterse a Cristo como Señor, pero no hicieron caso. Serán atormentados viendo a la distancia las glorias del cielo (como pudo verlas Divas), y saber que estaban condenados para toda eternidad. Serán atormentados por deseos y concupiscencias insatisfechos (Divas no pudo recibir ni una gota de agua para refrescar su lengua). Serán atormentados por el hecho de saber que nunca escaparán del infierno (a Divas le dijo Abraham que no se podía ir “de allá pasar acá”). Serán atormentados por los gritos y alaridos de dolor y las maldiciones proferidas por los condenados a su alrededor. Los tomentos más extremos que uno puede sentir sobre esta tierra son como picaduras de una pulga en comparación con los tormentos del infierno.

Jonathan Edwards, en un sermón sobre El futuro castigo de los impíos, habla de cómo estos son incapaces de encontrar un solo instante de descanso en el infierno: “No hallarán nada que alivie sus penurias en el infierno. No encontrarán allí un lugar de reposo, ningún rincón secreto que sea más fresco que los demás, donde puedan tener un respiro, un poco menos de lo extremo de su tormento; ni una fuente de agua ni un arroyuelo de agua cristalina en ninguna parte del mundo de tormento; no, siquiera una gota de agua que calme su sed. No tendrán un amigo que los consuele, ni que les haga un poco de bien. No encontrarán ningún lugar donde puedan hacer una pausa, descansar y tomar aliento ni siquiera por un minuto: porque serán atormentados con fuego y azufre y no tendrán descanso ni de día ni de noche por los siglos de los siglos”.


TOMADO DE:Chapel Library © Derechos de autor 2014 Chapel Library: compendio y anotaciones. Impreso en los EE.UU. Se otorga permiso para reproducir este material por cualquier medio, siempre y cuando 1) usted no cobre más allá de una suma nominal para el costo de duplicación, y 2) este aviso y todo el texto en esta página sean incluidos.

EDITADO POR: FELIPE CHAVARRO POLANÍA


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