top of page

LA VERDADERA SANTIFICACIÓN

Foto del escritor: felipe chavarro polaniafelipe chavarro polania

La importancia primordial de asegurar la permanencia del Espíritu Santo dentro de nosotros, es un asunto de vida o muerte espiritual; es un asunto de salvación eterna o condenación eterna, porque Él, es quien produce en nosotros, el querer como el hacer por Su Buena Voluntad; Él es el que produce en nosotros la Justicia, la Santidad, la Paz interior y el Gozo permanente y el Fruto del Espíritu en nosotros. Él es quien nos libra de las trampas del enemigo; Él es quien nos enseña; Él es quien intercede con gemidos indecibles; Él es nuestro abogado; Él es nuestro médico; Él es nuestro consolador; Él es nuestro ayudador; Él es nuestra arma más mortífera contra el reino de las tinieblas. Todas estas funciones están intrínsecamente incluidas en el significado de la palabra griega “PARÁKLETOS”. Ser Parákleto, es tener la función de interceder, consolar, ser abogado, auxiliador, maestro, guía, consejero, sanador, restaurador, salvador, etc. Ser Parákletos, implica estar al lado de alguien, para brindarle ayuda. Parákletos es principalmente un adjetivo verbal, que sugiere la capacidad o adaptabilidad para prestar ayuda. Se usaba en las cortes de justicia para denotar a un asistente legal, un defensor, un abogado; de ahí, generalmente, el que aboga por la causa de otro, un intercesor, abogado. En su sentido más amplio, significa uno que socorre, que consuela. El verbo “PARAKALEO” se traduce como consolador, abogado, intercesor, auxiliador, ayudador.


Juan 14:16-17. Y YO rogaré al Padre, y os dará otro Consolador [Parákletos], para que esté con vosotros para siempre: v.17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
Juan 14:26. Mas el Consolador [Parákletos], el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
Juan 15:26. Pero cuando venga el Consolador [Parákletos], a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Romanos 8:26-27. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. v.27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Juan 16:7-8. Pero YO os digo la verdad: Os conviene que YO me vaya; porque si No me fuera, el Consolador [Parákletos], No vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. v.8 Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

Toda la obra que Cristo Jesús hizo a favor nuestro, mediante Su muerte y Su Resurrección, aquí en la tierra; Es aplicada, a nuestra alma, espíritu y cuerpo, por el Espíritu Santo; la Sabiduría, la Justificación, la Santificación y la Redención de nuestros cuerpos. Esto solo acontece por medio de la comunión permanente con Él. Él también es, el que testifica a nuestro espíritu de que somos verdaderamente hijos de Dios. Él es quién nos guía, y Él es quien nos proporciona la seguridad y la esperanza de nuestra salvación.

No pensemos, que nuestra salvación está asegurada; simplemente porque entendimos la doctrina de la salvación, o porque hicimos la oración de “Fe”, o porque fuimos bautizados; o porque me nos reunimos todos los domingos en una denominación o en una institución religiosa de la corriente cristiana; o porque pasamos tiempo escuchando música cristiana y sermones cristianos; o porque todas nuestras amistades son cristianas, etc. Solo el Espíritu Santo, es quien nos da la confirmación plena y absoluta, de que somos hijos legítimos y verdaderos de Dios.


Romanos 8:14. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

Romanos 8:16. El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Romanos 8:9. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

Gálatas 5:25. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.


EL ESPÍRITU SANTO & LA PALABRA DE DIOS nos santifican


Nunca debemos olvidar, “NUNCA, NUNCA y NUNCA”, que la Santificación, consiste en la obra del Espíritu Santo con la Palabra de Dios. Siempre trabajando en conjunto: La unión de los dos, operando dentro de nuestra vida, en nuestra alma y espíritu, porque Él y la Palabra de Dios, es la que nos “SANTIFICA”.


1 Pedro 1:2. Elegidos según la presciencia de Dios Padre en Santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la Sangre de Jesucristo: Gracia y Paz os sean multiplicadas.

2Tesalonisenses 2:13. Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la Santificación por el Espíritu y la fe en la verdad.


La Palabra de Dios, nos Santifica. La Palabra de Dios nos limpia, así como el agua nos limpia el cuerpo y trae vida al cuerpo, si la bebemos. De la misma manera la Palabra de Dios nos limpia y nos proporciona la vida espiritual, a nuestro ser, cuando la leemos y la guardamos en nuestra mente y corazón. Y esta es la Vida-Eterna, que conozcamos al único Dios verdadero y a su Hijo Cristo-Jesús. Solo Él espíritu Santo y la Palabra de Dios, nos lo revela a ambos, y nos lo da a conocer.


Juan 17:17,19. Santifícalos en tu Verdad; tu Palabra es Verdad. v.19 Y por ellos YO me santifico a mí mismo, para que también ellos sean Santificados en la Verdad [Es decir, en la Palabra de Dios].
Efesios 5:25-27. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, v.26 para Santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la Palabra, v.27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
Juan 17:3. Y esta es la Vida Eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
1 Juan 2:3. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.
1 Corintios 12:3. Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
1 Corintios 2:7-10. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, v.8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. v.9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. v.10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

Solo el espíritu santo y la palabra de dios - nos proporcionan la vida eterna


La Palabra de Dios debe obrar de la mano con el Espíritu Santo. Si tenemos la Palabra de Dios, pero No está presente el Espíritu Santo; entonces la Palabra de Dios sola, nos traerá la muerte. El Espíritu Santo, es quien proporciona la Vida y el Poder a la Palabra Escrita de Dios, para que pueda hacer el trabajo de la santificación dentro de nosotros. Muchos incrédulos, que son eruditos, y muy inteligentes, leen la Palabra de Dios; pero no tienen al Espíritu Santo dentro de ellos, por lo tanto no pueden comprender las escrituras, y tampoco pueden ser transformados a la imagen y semejanza de cristo Jesús.


Juan 6:63. El Espíritu es el que da Vida; la carne para nada aprovecha; las Palabras que YO os he hablado Son Espíritu y Son Vida.

2 Timoteo 3:16-17. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, v.17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

1 Corintios 2:11-14. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. v.12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, v.13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. v.14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.


Ya no somos deudores a la carne & al mundo


Por lo tanto, nosotros No somos deudores a la carne, por eso debemos crucificar la carne y nuestra alma, debemos crucificar al viejo hombre, que es nuestra alma viciada e influenciada por la ley del pecado, y la corriente de este mundo, y ambas actúan conforme a la voluntad de satanás. Ambas cosas se deben crucificar: nuestra carne y el mundo. Mediante la “SANTIFICACIÓN”, por medio de la obra transformadora y Santificadora, del Espíritu Santo y la Palabra de Dios.


Romanos 8:12-16. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; v.13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis [Es decir, la muerte eterna]; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis [Es decir, heredar la vida eterna]. v.14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. v.15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! v.16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Gálatas 5:24. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

Gálatas 6:14. Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.

NOTA: Si NO tenemos el Espíritu de Dios, morando y operando dentro de nosotros, dejaremos de ser hijos de Dios. En el mundo terrenal, No, nos damos cuenta de nada; es más, ni siquiera nosotros mismos. Pero en el ámbito espiritual, en la esfera espiritual, la realidad está expuesta completamente. Así que, en la esfera espiritual, los ángeles de Dios y los demonios, pueden ver con claridad, la presencia del Espíritu Santo, dentro de nosotros. Por eso debemos aprender a vivir en el entorno de la esfera espiritual, y No, en el engaño del mundo físico y material.

ORACIÓN: Padre-Amado, tu deseo, es que nosotros nos santifiquemos, en espíritu, alma y cuerpo. Pero Tú, eres quien nos santifica, por medio de tu Palabra y tu Espíritu Santo. Ayúdanos a tener una conciencia clara, de esta verdad irrefutable; ayúdanos a estar en tu voluntad, y cooperar contigo, en nuestra santificación; ayúdanos a permanecer siempre atentos a la voz de tu Espíritu de Santidad; ayúdanos a no contristarlo y mucho menos a apagarlo; ayúdanos, a que cada día, nos santifiquemos más y más. Tu eres un Padre amoroso, lleno de piedad y consolación, perdónanos, por haberte resistido durante tantos años, al no santificarnos y al no caminar en tu voluntad. Límpianos con la Sangre de tu Hijo, Cristo Jesús, y renueva nuestro caminar contigo; abre nuestros oídos espirituales, y nuestros ojos espirituales, para seguir la voz de tu Espíritu y ver el camino que nos conduce a la vida eterna. Gracias Padre-Eterno, por tu bondad y misericordia, para con nosotros. Todo esto te lo pedimos en el Nombre, que es sobre todo nombre; en el Nombre de tu Hijo Cristo-Jesús. Amén, Amén, Amén.


ESTUDIOS POR: RICCIARDO BRUNO IAFRANCESCO VILLEGAS <ricciardoiafrancesco@hotmail.com>

103 visualizaciones1 comentario

Entradas recientes

Ver todo

1 Comment


Amen

Like
  • facebook
  • twitter
  • linkedin

©2021 by GLOBAL COUNCIL INC. 

bottom of page