¡El desprecio del hombre hacia Dios!
(Charles Simeon) ¡Escucha el audio! Descargar Audio
"Se dice a sí mismo: 'Dios se ha olvidado; ¡Cubre su rostro y nunca ve!" Salmo 10:11
"¿Por qué injuria a Dios el impío? ¿Por qué se dice a sí mismo: No me pedirá cuentas!" Salmo 10:13
Si se dibujaran todas las líneas del desprecio del hombre hacia Dios, apenas terminaríamos el terrible retrato.
Nos burlamos
la autoridad del Padre,
el sacrificio expiatorio del Hijo,
la influencia del Espíritu en la regeneración.
Despreciamos y deshonramos todos los cargos que desempeñan, todos los atributos que poseen, todas las relaciones que tienen con nosotros. Nosotros...
pasamos por alto la providencia de Dios,
no tenemos en cuenta su Palabra,
descuidamos Sus ordenanzas,
y despreciamos a Su pueblo.
Los pensamientos de Dios con respecto a la naturaleza y malignidad del pecado son muy diferentes de los que abrigan los corazones de los hombres naturales. Los hombres se consideran inocentes si su conducta externa no es groseramente reprobable; y lo que no pueden justificar en sus acciones, lo mitigan bajo expresiones indulgentes.
Pero Dios se da cuenta de la estructura misma y de las disposiciones del corazón.
Él interpreta clara e infaliblemente el lenguaje de los pensamientos de los hombres.
Declara que la maldad de sus acciones procede del ateísmo de sus corazones.
"El necio dice en su corazón: '¡No hay Dios! Están corrompidos, sus obras son viles; ¡no hay quien haga el bien!". Salmo 14:1
Los hombres evidencian por sus vidas, que piensan que Dios no les pedirá cuenta de su pecado. Se imaginan que pueden permitirse el pecado impunemente, ya que Dios no puede verlo".
Pero demos respuesta a la pregunta de Job en Job 9:4: "¿Quién se ha endurecido contra Dios y ha prosperado?". ¡Ni la tierra ni el infierno juntos pueden impedir el castigo de un pecador! Proverbios 11:21, "Estad seguros de esto: El impío no quedará sin castigo".
Ningún corazón puede concebir los terrores del juicio final. ¿Quién, en su sano juicio, arriesgaría la pérdida del Cielo y el sufrimiento del Infierno?
¡Joyas de la Gracia!
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