Hoy comenzaremos con estos tres versículos Hebreos 12:14; Santiago 3:18; 1 Tesalonicenses 3:13; 1 Tesalonicenses 5:2. Y conoceremos la obligación que demanda esta Palabra de Dios.
Hebreos 12:14. Seguid la Paz [eirene, #G1515, significa tener una relación armónica con las personas, es estar tranquilo, en paz, en armonía.] con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Santiago 3:18. Y el fruto de Justicia se siembra en Paz para aquellos que hacen la Paz.
1 Tesalonicenses 3:12-13. Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, v.13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en Santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.
1 Tesalonicenses 5:23. Y el mismo Dios de Paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
La Paz significa estar en armonía con Dios, con el prójimo y nosotros mismos. No podemos andar en santidad, sino tenemos una armonía total. Y esta armonía y conformidad depende de nuestra relación en tres direcciones diferentes; con Dios, nuestra relación vertical; con el prójimo, nuestra relación horizontal; y con nosotros mismos, nuestra relación interna.
La Paz con Dios
La Paz con Dios está relacionada, con no tener ningún pecado, iniquidad y rebelión ante Dios. Es decir, estar limpios delante de Dios, en relación al pecado; a la iniquidad (que son pecados del pasado no confesados y pecados ocultos); y la rebelión (que es el no estar viviendo conforme a la voluntad de Dios). Si nosotros no nos ponemos al día, en relación a estas tres cosas (Pecado, iniquidad y rebelión) con Dios, por medio del arrepentimiento, entonces NO lograremos la Paz con Dios. Solo mediante el arrepentimiento, que es la confesión de nuestros pecados y el apartarnos del Pecado, la iniquidad y la rebelión; lograremos la restauración de nuestra comunión con Dios, y así la Paz con Dios. Los que aman la Ley de Dios, tienen mucha paz. Está es nuestra relación vertical con el cielo. Sin está relación de paz con Dios, es muy difícil, poder tener la paz, con las otras dos relaciones.
Salmo 32:3-5. Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. v.4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. v.5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Proverbios 28:13. El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
Salmo 119:165. Mucha Paz tienen los que aman tu Ley, Y no hay para ellos tropiezo.
La Paz con el Prójimo
Estar en armonía con el prójimo, es un asunto más complejo; porque, aunque tengamos nosotros una buena intención de reconciliación; de todas maneras, estaremos bajo el juicio de esa persona, y de ella dependerá si acepta nuestra reconciliación y paz con nosotros. Sin embargo, Dios nos declara en Romanos 12:18. Que debemos procurar estar en paz con el prójimo, hasta donde nos sea posible lograrlo. Lo importante es que nosotros, siempre tomemos la iniciativa de buscar la Paz con el prójimo. Y si no se pudo lograrla, por lo menos tener nuestro corazón limpio de cualquier sentimiento de ira, enojo, odio, amargura, venganza, hacia esa persona que nos ha causado el problema. Debemos tener un corazón libre de todo rastro de sentimientos de hostilidad y amargura. Está es la relación horizontal; por cuanto estamos en un mismo plano espiritual. Sin tener está Paz en nuestra relación horizontal y vertical, es imposible, tener la paz interior, en nuestra vida.
Romanos 12:18. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.
Mateo 18:15. Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.
Mateo 5:9. Bienaventurados los pacificadores [Es decir, los que siembran la Paz], porque ellos serán llamados hijos de Dios.
La Paz consigo mismo
El poder estar en paz con nosotros mismos. Esto sólo se logrará, si todos nuestros deseos, anhelos, planes, pensamientos, sueños, etc. Han sido sometidos a la voluntad de Dios. Y para ello debemos cumplir con el primer mandamiento, “Amar a Dios, con todo nuestro Corazón, con toda nuestra Alma, con toda nuestra Mente y con toda nuestra Fuerza”. Pero también es necesario, cumplir con el segundo mandamiento, “Amaras a tu prójimo, como a ti mismo”.
Marcos 12:30-31. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. v.31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Si nuestra mente, nuestros afectos o sentimientos, y nuestra voluntad; no están centrados y sometidos totalmente a Dios, entonces no podremos tener la paz interior. Seremos personas esclavizadas a nuestros deseos y pasiones carnales y a los placeres y vanidades de este mundo. La felicidad, el gozo, la alegría, y la paz, no serán reales, sino efímeras y temporales. Nunca llegaremos a tener la paz verdadera, la seguridad verdadera y el gozo verdadero.
El mundo, NO nos puede suministrar la paz verdadera, ya que la Paz es de origen espiritual, y no de origen material o físico. La verdadera paz se encuentra en la esfera espiritual, y solo la suministra Dios mismo. Ni el dinero, ni las riquezas, ni los títulos profesionales, ni un trabajo bien remunerado, ni el cónyuge perfecto, ni el hijo obediente, etc.. Nos pueden dar la paz permanente y verdadera.
Juan 16:33. Estas cosas os he hablado para que en Mí tengáis Paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, YO he vencido al mundo.
Juan 14:27. La paz os dejo, Mi Paz os doy; yo No os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, Ni tenga miedo.
Romanos 14:17. porque el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino Justicia, Paz y Gozo en el Espíritu Santo.
El Camino de la Santidad
Así que debemos ser vigilantes, en no perder la paz, la armonía, con respecto a Dios, al prójimo y nosotros mismos. Si esto se cumple en nuestra vida, entonces caminaremos con más seguridad y certeza en el camino de la santidad, así seamos torpes y con dificultades; aunque seamos tardos en comprender la Palabra de Dios, o lentos en asimilar las cosas de Dios. Sin embargo, Dios nos garantiza, que caminará con nosotros, si nuestro deseo es verdaderamente el amarlo, con toda nuestra fuerza, mente, alma y corazón.
Isaías 35:8. Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que Él [Es decir, Dios] mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.
Dios nos guía, por el camino de la Santidad, Él nos guiara, porque le amamos con todo nuestro ser. Así que, No podremos caminar en santidad, sino amamos a Dios, en primer lugar. ¿En qué consiste, el amar a Dios? La clave está, en amar Su Palabra Sagrada, es decir, amar Sus Mandamientos y ponerlos por obra. Porque toda la Palabra de Dios, es nuestra guía espiritual, nuestra instrucción; es la enseñanza de Dios, para nuestra alma, mente y corazón; estos mandamientos, son los que producirán en nosotros la Justicia, la Santidad; estos mandamientos, son la lampara en este mundo, lleno de tinieblas y engaño.
Juan 14:15. Si me amáis, guardad mis mandamientos.
2 Juan 1:6. Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio.
Juan 15:10. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Proverbio 6:23. Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen.
Salmo 119:172b. Porque todos tus mandamientos son Justicia.
Números 15:37,40. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: v.40 Para que os acordéis, y hagáis Todos Mis Mandamientos, y Seáis Santos a vuestro Dios.
Amar a Dios, no es un asunto de sentimientos y palabras pomposas de nuestros labios; Sino de someter nuestra voluntad, para vivir conforme a Su Palabra; tener nuestros sentimientos y deseos enfocados, en conocer Su Palabra; y poner al servicio nuestra mente, para grabar Su Palabra en nuestro corazón y así poder cumplirla.
1 Juan 2:3-6. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. v.4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; v.5 pero el que guarda Su Palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. v.6 El que dice que permanece en Él, debe andar como él anduvo.
Deuteronomio 28:9. Te confirmará Jehová por pueblo Santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos.
Levítico 26:14-33. Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, v.15 y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando Mi Pacto...
ES IMPOSIBLE AMAR AL PROJIMO, SINO AMAMOS A DIOS PRIMERO
No podremos estar en paz con el prójimo, sino amamos al prójimo. Y no podremos amar al prójimo, sino estamos amando a Dios primero, porque el amor de Él, es el que nos llena y nos inunda para amar con suficiencia a nuestro prójimo.
Romanos 13:8-10. No debáis a nadie nada, sino el, amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. v.9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. v.10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley [Es decir, el guardar sus mandamientos] es el amor.
1 Juan 5:2-3. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. v.3 Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
1 Juan 4:16,19-21. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.v.19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. v.20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? v.21 Y nosotros tenemos este mandamiento de Él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.
LA PAZ INTERIOR - DEPENDE DE ESTOS TRES MANDAMIENTOS
No estaremos en paz con nosotros mismos, sino estamos amando a Dios por encima de todas las cosas; y amando al prójimo, como a nosotros mismos. En realidad, la armonía interior, depende completamente en que el eje de nuestra vida, está en función de estos tres mandamientos: Amar a Dios, Amar al Prójimo y el amarnos unos a los otros.
Marcos 12:28-30. Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? v.29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor Uno Es. v.30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.
Marcos 12:31. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
Juan 15:12-13. Este es mi mandamiento (tercer mandamiento): Que os améis unos a otros, como yo os he amado. v.13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida [La vida está relacionada con el tiempo; lo que nosotros amamos, es a lo que más tiempo le dedicamos] por sus amigos.
Romanos 13:10. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.
Cristo Jesús, nos declara, que debemos crecer y abundar en amor, los unos para con los otros; porque si esto, está sucediendo dentro de nosotros, en el interior de nuestra mente y corazón, entonces se estará afirmando nuestra vida espiritual; vamos por el camino de la madurez espiritual, perfeccionando nuestra alma, dando el fruto del Espíritu Santo. Estaremos sobre la calzada de santidad, como lo declara Isaías 35:8.
Isaías 35:8. Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que Él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.
La santidad en todo nuestro ser
Ahora consideraremos estos dos versículos que citamos al comienzo de la reunión, 1 Tesalonisenses 3:12-13; 1 Tesalonisenses 5:23.
1 Tesalonineses 3:12-13. Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, v.13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.
1 Tesalonisenses 5:23. Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Dios es el que nos santifica
Dios es quien Nos Santifica. Él santifica nuestro espíritu, alma y cuerpo. Y lo hace a través de dos medios, Su Palabra Sagrada de las Escrituras, se decir la Biblia y por medio de Su Espíritu de Santidad, el Espíritu Santo.
Efesios 5:25-27. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, v.26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, v.27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
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